Seamos sinceros y hablemos claro: los fabricantes artesanales de vinos rara vez emplean botellas nuevas salidas de la fábrica. Debido a que solamente pueden ser adquiridas en estos establecimientos por grandes cantidades, el pequeño productor se ve obligado a utilizar botellas recuperadas que consigue en restaurantes como material de descarte. Por supuesto, éstas deben ser lavadas con extrema rigurosidad para asegurar la conservación del producto en buen estado y mantener la confianza de los clientes. Ello exige una gran cantidad de tiempo y esfuerzo ya que, además de requerir un lavado profundo con detergente y una intensa acción mecánica, luego deberán ser enjuagadas y tratadas con un agente desinfectante.
Parte de este tedioso proceso afortunadamente puede ser simplificado con un sencillo pero útil artefacto que permite una desinfección rápida y fácil. Con sólo colocar la boca de la botella en la válvula de éste y presionar hacia abajo, la solución desinfectante bañará las paredes internas e inhibirá la mayor parte de los microorganismos que podrían alterar el vino. La operación no suele emplear más de tres o cuatro segundos. Sólo queda ahora escurrir y llenar.
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