Terminaste de elaborar tu vino de fruta. Cuidaste a fondo la técnica de principio a fin y empleaste la mejor materia prima. Al paladar muestra buena acidez y buen cuerpo, además de excelente color y un aroma cautivante. Pero… la sensación quemante del alcohol y la astringencia lo hacen agresivo y áspero. ¿Qué hacer?
Tranquilo, no necesitas darle una crianza de cinco años para convertirlo en un vino sedoso y amable. La solución es simple: GLICERINA. Esta sustancia es utilizada como aditivo en gran cantidad de alimentos (Codex Alimentaius 422), y su empleo en vinos de frutas es habitual y reconocido como seguro (Codex Alimentarius, categoría 14.2.4). Sólo basta agregar entre 5 y 15 gramos/litro al vino terminado y dejar reposar por unas 12 horas. ¡Una gran solución!
